Cada final de año es un buen momento para hacer análisis de todo lo conseguido y todo lo acontecido. Destacar los aciertos y alegrarse por ellos, localizar los desaciertos y entender los motivos. Es un buen momento para revisar estrategias y definir objetivos para el año siguiente.

Igualmente, en esta revisión de balances y concreción de próximos pasos debemos de trabajar de manera no lineal, cambiando nuestro punto de vista, proponiendo soluciones diferentes y aparentemente no populares. Este ejercicio no es fácil y exigirá de nosotros esfuerzo, flexibilidad, valentía y confianza.

Esfuerzo porque todos los cambios de paradigma requieren de un trabajo consciente de querer hacer y romper con lo fácil o conocido. Flexibilidad para poder analizar los hechos desde ángulos nuevos y proponer acciones hasta ahora ni planteadas. Valentía para dar el primer paso y llevarlo a cabo a pesar de lo que digan y a pesar de lo que otros opinen. Confianza en que las decisiones bien trabajadas y planteadas, lanzadas con ilusión y convicción, tienen muchas probabilidades de éxito. Con este pensamiento en mi mente, es como he llegado a definir mi nuevo propósito para este nuevo año que comienza.

Sabemos que cada vez más empresas evolucionan y fomentan nuevas formas de retención del talento y beneficios corporativos para sus empleados. Cada vez más empresas apuestan por el bienestar y la salud como vías para conseguirlo, incluyendo el deporte en algunas de sus políticas de beneficios. Si conseguimos que las empresas pudieran disponer de algún tipo de beneficio fiscal en todas sus inversiones en deporte, ¿cómo afectaría dicho escenario a las decisiones sobre políticas de beneficios sociales en particular y sobre la industria del deporte en general?, ¿os imagináis una empresa que pudiera desgravar por pagarle a sus empleados las zapatillas para correr?, ¿o que pudiera desgravar el 50% del valor de la compra de una bicicleta?, ¿o el 100% de la cuota o uso de un gimnasio de sus empleados?

Si esta realidad pudiera darse, estoy convencido que la práctica deportiva aumentaría aún más, que las facilidades de las empresas para apostar por el deporte y la actividad física se incrementarían y que por tanto la Conciliación Deportivo Laboral sería algo cercano y accesible.

Esto es lo que me he propuesto para este año (o por lo menos comenzarlo) y es a lo que te invito a ayudarme. Trabajemos juntos por conseguir que apostar por el deporte y la actividad física por parte de las empresas esté “premiado” e incentivado fiscalmente. Que apostar por la prevención en la salud sea algo fácil y reconocido por parte de los gobiernos. Sé que no va a ser sencillo, que he apostado alto y que el camino será largo, pero en una sociedad donde cada vez es más fácil caer en el sedentarismo necesitamos de acciones o herramientas que ayuden y faciliten la práctica deportiva y la actividad.

Si estás de acuerdo con ello, si anhelas una sociedad más sana, más activa y más saludable, y quieres o crees que puedes ayudarme, contacta conmigo y juntos trabajaremos por cambiar la cosas y activar la Conciliación Deportivo Laboral. Trabajaremos por una sociedad donde las empresas sean motores del deporte y su práctica, y donde cada vez habrá más deportistas laborales.

¿Te animas a volar alto?