Cuando comencé a lanzar este proyecto, lo primero que me venía a la cabeza eran las dudas lógicas sobre a cuanta gente conseguiría llegar y a cuanta gente le haría replantearse las cosas. Entiendo que este tipo de pensamientos son muy normales y lógicos cuando uno va a comenzar a dedicar esfuerzos y tiempo en algo, pero no por ello son menos desdeñables.

Tras analizar varias veces este pensamiento, llegué a una conclusión que me pareció suficiente clara como para seguir hacia delante: “Qué más da cuanta gente me vaya a leer, qué más da cuanta gente compartirá mis opiniones, qué más da; lo importante es hacerlo por mis propios motivos, por mis propias razones, que son suficientemente importantes para cuando menos intentarlo”.

Para llegar a estas conclusiones lo único que necesitaba era cambiar la manera de enfocar el problema, cambiar la manera de buscar la solución, es decir, necesitaba un cambio de punto de vista.

Cuando hablamos de Conciliación Deportivo Laboral no hablamos de cosas complejas que nos vayan a poner patas arriba la empresa, que nos vayan a desenfocar a nuestros empleados de sus objetivos, que nos vayan hacer perder “el control” sobre lo que pasa en nuestro negocio, todo lo contrario. Tener gente en forma, activa, que libera sus tensiones diarias con la práctica deportiva, que mejora su creatividad y productividad gracias al deporte, sólo nos va a reportar cosas buenas y beneficiosas para nuestra empresa.

Para atreverse a probar, a comenzar, a dar el primer paso muchas veces necesitamos un cambio de punto de vista. Vivimos en una sociedad donde se nos ha enseñado que el trabajador rinde cuando está en el trabajo (y no en su casa), que cuantas más horas trabaja más produce (y todavía muchos se lo creen), que sí para al medio día para hacer deporte no está centrado en lo que tiene que estar (y no cumplirá con su jornada completa), que si va al trabajo en bici es que es un verde o va de ecológico, que si se sienta en una gymball durante su jornada laboral es un snop, y así un largo etc. Venimos demasiado estereotipados muchos de nosotros, encorsetados, y eso nos hace poco flexibles o atrevidos, rígidos de mente y lentos de movimiento.

¿Y si nos atrevemos a mirar las cosas de otra manera? ¿Y si nos atrevemos a escuchar y probar? ¿Y si aceptamos que hay muchas realidades para llegar a un mismo objetivo? Creo que debemos de entrenar (sí, porque hay que entrenarlo; solo unos pocos nacen de serie con esa gran virtud) a cambiar nuestro punto de vista, a enfocar los problemas desde ángulos diferentes, a permitir que cada uno adapte su día a día a sus necesidades, a permitir que la gente difiera y por lo tanto aporte, en definitiva, a no dar nada por supuesto, a plantearse las cosas de manera distinta y buscar opciones con las que no contábamos.

Cambia tu punto de Vista, deja y anima a que tu equipo haga deporte, disfruta del proceso y te sorprenderás.