Pasamos el año con planes de mantenimiento, sesiones de entrenamiento personalizadas, carreras a las que nos hemos apuntado, reservando clases en el gimnasio o centros deportivos, madrugando para robarle una hora de entreno al día, apretando los dientes en nuestra clase de spinning favorita y así, muchos ejemplos.

Cuando llega el verano, y las deseadas vacaciones, muchas veces nos agobiamos por pensar que todo el trabajo desarrollado durante el año se va a echar a perder en dos o tres semanas, que la vuelta a la rutina del entreno será muy dura, que de qué habrá servido tanto esfuerzo a lo largo de los últimos meses para echarlo por la borda en un momento. Con este pensamiento machacando en nuestra conciencia, son muchos los que cuando llega la hora de descansar y desconectar no son capaces de hacerlo. Siguen atentos, casi diría obsesionados, a mantener sus rutinas de entrenamiento, a mantener su forma, a costa de su tiempo libre y, en muchos casos, a costa de su familia.

En vacaciones más que nunca debemos ser capaces de parar y bajar revoluciones, de reposar nuestra mente, pero también nuestro cuerpo. Al contrario de lo que mucha gente cree, si paramos durante un tiempo en realizar nuestra actividad física habitual, nuestro cuerpo nos lo agradecerá. Aprovechará este tiempo de parón para regenerarse y recuperar, para supercompensar y volver con energías y ganas renovadas el curso que viene.

Parar no significa inactividad. Parar no significa estar tumbado en el sofá todo el día. Parar significa cambiar rutinas. Parar significa aprovechar el tiempo libre para aprender una actividad nueva. Parar significa tener tiempo para largos paseos, solos o en compañía. Parar significa disfrutar de los placeres cotidianos, desde jugar con los más pequeños, a hacer el tonto imitando a ser equilibrista en una vía de tren abandonada.

En vacaciones más que nunca debemos aprovechar el tiempo para hacer, pero para hacer sin obligación; hacer por el mero hecho de gozar, sentir, vibrar. En vacaciones más que nunca debemos divertirnos y evadirnos con actividades lúdicas o no competitivas. Debemos deleitarnos del placer de estar vivos, tener salud y valorarlo.

La Conciliación Deportivo Laboral en vacaciones, más que en otra época, se trata de conciliar el entreno duro con la recuperación, el trabajo con el merecido descanso, de conciliar lo monitorizado con lo lúdico y espontaneo. Por eso, exprime tu tiempo libre, olvídate de tus rutinas deportivas, no pienses y encuéntrate en aquello que te haga reír.